martes, 27 de enero de 2009

No tengo tiempo para cocinar.

Qué típico es oír esto, y qué triste a su vez.
Independientemente de los beneficios que todos conocemos de comer casero se añaden los del propio acto de cocinar “sin estrés” con cariño e interés.
Comparto con vosotros unos fragmentos del artículo “El nirvana empieza en la cocina” del último ejemplar de CUERPO MENTE: “cuando laves el arroz, lava el arroz, cuando cortes las zanahorias corta las zanahorias, cuando remuevas la sopa, remueve la sopa”.
Para el cocinero se traduce en un enriquecimiento interior “la cocina nos cocina a nosotros y no al revés” y para los comensales en un ingrediente añadido y es que ya dice el dicho “está bueno porque está hecho con cariño”, o algo así .