domingo, 14 de noviembre de 2010

la fuerza de la raices



ZANAHORARIAS. 100% Básicas. Todo el año, de licuados a estofados, pasando por escaldados, sopas de miso, cruda (refuerza las encías) o en pasteles. Para todo. Que no te falten.
A nivel terapéutico resulta depurativa y alcalinizarte. Energéticamente hablado, al ser yang (de raíz que crece hacia abajo) nos aportan fuerza y tonifica la zona digestiva. Y por la provitamina A nos protege del sol y cuida la vista.
Culinariamente son una maravilla, ese sutil dulzor, ese color, esa multitud de texturas…

Mencionar que de la zanahoria “se como todo todo y todo”. Me explico. Interesante aprovechar las hojas que como son duran deberemos cocinar y a gusto aliñar. De la raíz aprovecharemos los máximo “de cabo a rabo”. La piel también es interesante porque es donde se concentran gran cantidad de vitaminas, se lavan bien con un cepillo de verduras bajo el grifo y listas para cortar. Aunque queden un poco feas con la cocción se disimula bastante. Eso sí, como siempre importante que sean eco por mil razones y en este caso por los pesticidas acumulados en la piel. Siempre me acordaré cuando leí que Aveline Kushi lavaba las zanahorias con tanto cuidado que procuraba dejar intactas las raicillas minúsculas que emanaban de la principal porque contenían mucha energía.

Resulta curiosa la fobia que se tiene a esta maravillosa hortaliza por temor a engordar. Se rechaza y después se come cualquier cosa que “no voy ni a contar”. Un gran culpable es la creencia que sus azúcares son de absorción muy rápida, y en cierta manera, es verdad, pero a medias. Me explico, son rápidos “si se aíslan” pero por la cantidad y por el contexto donde aparecen (con agua, fibra, vitaminas…) no los podemos considerar para nada, suficientemente rápidos como para ser perjudiciales.

Tengo una anécdota. Una vez cultivé zanahorias. Las recolecté y todo muy bien. Llegó el invierno y dejé abandonado o en barbecho esa parte del huerto. En la primavera siguiente resulta que encontré una zanahoria que había quedado enterrada y olvidada. Sin tallo alguno sobrevivió y bien gordita. Me la comí, claro. Me pareció increíble la fuerza, la resistencia de esta hortaliza.
¿Y cuando ves una zanahoria retorcida porque ha tenido que sortear algún obstáculo para seguir creciendo hacia abajo? Esto también te inspira “fuerza”.
Quizás entonces, no sea muy descabellado pensar que esta potencialidad energética, también no la transmita a nosotros al comerla.

SALUDOS
RAQUEL

2 comentarios:

Pokol dijo...

Uy, es la primera vez que escucho que la gente cree que la zanahoria engorda!!! Con lo buenas que son. ¿Y qué me dices de ese color naranja y del "crunch" al morderlas? Me parece de lo más terapéutico. A mí me encanta comer zanahorias con tahini o con hummus, hacer patés de zanahoria, salsas para todos los platos...

Raquel Magem dijo...

no hay nada que se le resiste, es una señora, siempre queda bien!!!!!!!!!!
GRACIAS POR PARTICIPAR!!!