¿Qué habrán hecho para merecer tal miedo y desprecio?
Me cuesta creer que una misma persona me diga que solo comió un biscote integral (sin nada más de H.C.) en una comida porque no puede desprenderse del mito de que engordan, pero no tenga reparo en añadir chorizo a otra comida del día siguiente porque “le daba saborcito”.
Qué pena, ¿por qué no le tendrán igual de miedo a las grasas?
Seguiremos trabajando.
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