Del boom de crudiveganismo que quedé con cuatro cosas, y lo cierto es que siempre admiré la creatividad y la espléndida presentación de los platos.
Una de ellas es lo de la simple cebolla deshidratada.

Más tarde acabé comprando una deshidratada de 50 euros y he aquí el invento. Simplemente cortar la cebolla en rodajas (lo hago con una bandolina) y a deshidratar unas horas.
Y lista para una ensalada. Crujiente, aromática, dulce, salada y picante a la vez, con la sensación de snack y sin repetir nada.
De todo se aprende.
Buenas noches,
Raquel
http://www.ladietistaraquel.es
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